jueves, 22 de enero de 2015

Asegúrate ante tu seguro


En los últimos tiempos me he encontrado ocasiones en las que tengo que valorar joyas robadas. Por lo general, la gente no es consciente de lo que tiene en sus casas. Siempre hay alguna excusa para no tener un buen seguro, que cubra estos incidentes, "el seguro es muy caro y para cuatro tonterías que tengo..." Además, siempre pensamos que no nos va a pasar a nosotros.

Existen muchos motivos para hacer una valoración de joyas, puedo enumerar alguno de ellos, como una separación de bienes, herencias, asegurarlas en caso de robo etc...

 Por estos motivos, pienso que se debe realizar una valoración de joyas antes de que sea tarde. Hacer una valoración no es caro y sirve para estar seguro de lo que se tiene, además de demostrar su pertenencia ante el seguro, de este modo se podría demostrar lo que se tenía en casa.

Diría que cuando menos, se tengan fotos en las que salgáis con las joyas puestas, no siempre, pero a veces los seguros lo dan por válido. El tema es poder demostrar las pertenencias sustraídas.

En fin, no esperen a que suceda lo peor, adelantense a lo que pueda suceder, valoren sus joyas antes de sufrir un robo. En Joyería Covelo hacemos un catálogo de sus joyas, con descripciones detalladas y fotos, datos que en caso de suceder algo, ustedes podrían demostrar que son suyas. Además, se pueden hacer revisiones de valor cada cierto tiempo sin necesidad de volver a traerlas al taller.


viernes, 16 de enero de 2015

La Alianza



Un anillo de boda es un anillo usado como símbolo en la celebración de una boda. Representa el compromiso entre las personas contrayentes. También recibe el nombre de alianza. Generalmente, en los anillos de la pareja, se graban los nombres. Por ejemplo: el anillo de uno lleva el nombre del otro, o bien los nombres de los dos con la alguna fecha conmemorativa.









Esta ceremonia se observaba ya por los romanos antes de la introducción del cristianismo y también fue conocida de los judíos. El uso de los anillos estaba muy extendido entre los romanos, no por mero adorno, sino con objeto de sellar las cartas, instrumentos y otros elementos, pues en ellos llevaba cada uno abierto su sello y se los solían dar mutuamente en la celebración de sus contratos en lugar de prendas y de arras, porque era una cosa que siempre tenían en la mano.
De aquí vino la costumbre de dar su anillo el esposo a la esposa en prenda y señal de los esponsales que contraían, significándole al mismo tiempo con esta entrega que le encargaba la custodia del menaje.
Los cristianos solían grabar en él el signo de la fe, que se tenía por símbolo de mutuo amor y concordia; y de ahí se creía que vino también el ponerlo y llevarlo en el anular, dedo más inmediato al meñique, de la mano izquierda, por haber en dicho dedo una vena que llega hasta el corazón, según decía San Isidoro. El anillo nupcial en tiempo de Plinio el Viejo era de hierro y no llevaba piedra, pero en el segundo siglo de la Iglesia era ya de oro.